jueves, 3 de septiembre de 2009

La última vista panorámica del suicida




Depresión, drogas, abatimiento, locura, huída, acaso liberación... cualquiera de estos términos envuelven la mente de aquel individuo listo para el gran salto a lo desconocido (sobre todo si se trata de el piso 21 de un edificio del centro de Lima).



Piel fría, sudoración extrema, vértigo en su máxima expresión, resultan ser los últimos cambios corporales de este último momento en vida. Todo es tan lejos desde arriba, y paradojicamente, todo es tan cerca a la muerte...cómo ha de ser ése único encuentro del viento fuerte sobre el rostro, cuando se va cayendo en ese camino vertical al golpe seco sobre la acera.



Es más fácil saber que todo este viaje termina en color negro y con el sonido del silencio; y es más predecible saber que para los transeúntes de esta calle de Lima es todo color rojo y con los sonidos de gritos de testigos y de la sirena de ambulancia que marcha en camino horizontal sobre la pista buscando rezagos de vida en aquel que ha renunciado a ella.

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